Cómo llevamos Las Distancias

Este último fin de semana vi la película “Las distancias”. La historia es muy sencilla: un grupo de amigos de la universidad, Olivia, Guille, Eloy y Anna, viajan a Berlín con la intención de visitar a su amigo Alex por sorpresa, ya que hace tiempo que vive allí y poco a poco han ido perdiendo el contacto. Los acontecimientos, conversaciones y decisiones que se irán sucediendo provocarán que para ningunos de ellos ni ellas el fin de semana resulte ser aquello que esperaban ni que procuraban que fuese. 

Retrato generacional

Buscando información sobre la película, encontré ésta entrevista a su directora y co-autora del guión, Elena Trapé. En ella, Trapé admite que el film es un retrato generacional de aquellos que tenemos entre 30-40 y pocos años, decepcionados por las expectativas no cumplidas y la precariedad.

Pero más allá de esto, los personajes nos muestran diferentes maneras de reaccionar ante las decepciones y los éxitos: tenemos quien evita y huye, tenemos quien se agarra al pasado deseando poder volver a ese momento idealizado por la nostalgia y que quiás,sólo quizás, marcó un antes y un después. vemos a quien se da cuenta que su tiempo en un lugar acabó y ve que toca marchar.

Por qué hablo de ella?

Simplemente: Porque me ha gustado. Pero también por lo siguiente: Estamos en una época Netflixiana en la que aquello que buscamos en el entretenimento es que nos sorprendan con giros de guión efectistas que no podíamos prever o grandes dosis de provocación. Cuando esto no se da, tendemos a dejar la serie o peli colgadas (“hay mucho más por ver”). Consumimos muy rápido, dejamos reposar poco. En esta ocasión no encontraréis esto,un producto de consumo sino una historia con ritmo, donde ocurren cosas, pero donde también se dice mucho con muy poco y donde cualquier detalle provoca una reflexión personal, porque los personajes que vemos son personas y no clichés. 

Éste es un tipo de película que, en mi opinión, es necesario reivindicar y valorar para que no desaparezca: aquella de la cual sales contenta del cine, aunque «no te ha vuelto loca»… Pero que durante las horas e incluso los días siguientes te das cuenta que te ha dejado un poso y por ello la sigues reflexionando y dando vueltas, encontrando más y más subtemas infiltrados: cómo las tecnologías no son suficientes para acercar según qué distancias espaciales, temporales o subjetivas creadas; cómo vivimos la sexualidad y las relaciones, si buscamos un contacto de alma alma con el otro o bien un consumo del otro para nuestro propio placer… entre muchos otros.

Si aquello que hacemos cada día nos acerca a la persona que somos para poder reconocernos, apreciarnos y saber sentirnos bien caminando dentro de nuestros propios zapatos. Si lo mismo nos acerca de aquellas personas que nos importan o por lo contrario, incrementa las distancias. Si las soluciones que intentamos son coherentes con la situación y con nsotros o bien son intentos teatrales y forzados, buscando provocar aquellos cambios que necesitamos imperiosamente para sentirnos bien (o eso creemos), forzando lo que de manera «natural» no llega.

Provoca reflexión de si ante las dificultades, nos evadimos o bien nos enfrentamos. 

Te invito a verla, y más allá de intentar identificarte con alguno de los comportamientos de los personajes, te pido que la veas con afecto e incluso compasión. Porque todos y cada uno de ellos hacen lo que pueden y por lo tanto, a los expectadores se nos pide generosidad para con ellos y lo que les ocurre. que dejemos de lado la mentalidad de enjuiciamiento y no decidamos si sus actitudes son lo bastante buenas o si son las necesarias para que consigan éxito en la vida. 

Pero de las actitudes ficticias, y neoliberalismos culpabilizadores ya hablaremos otro día. Espero que disfrutes “Las distancias”.

Y para todo aquello que tenga que ver con la comprensión y la generosidad, que son formas de estima y cuidado a uno mismo/a y a los demás, puedes consultarme.

¡Hasta pronto!

Póster extraído de www.ecartelera.com
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