El 13 de febrero Se “celebra” el día mundial de la soltería. Surgió como una contrareacción al San Valentín del día 14, donde se da esa exaltación del amor (solo) de pareja monógama. El día 13 en cambio, pretende dar su espacio a las personas que no están en pareja. Como el día 14, es una “fiesta” comercial, pero podemos aprovecharla para reflexionar un poco sobre la soltería y en especial sobre lo que llamaremos vivir la soltería de manera sana.
¿Qué significa la pareja?
Según a quien preguntes, acaba rápido: Todo. Y esa persona no iría del todo desencaminada: En nuestra sociedad y cultura, la pareja es un pilar. De la ella sale la familia, nos hipotecamos principalmente con la pareja, en muchas ocasiones nos independizamos (si lo conseguimos) con la pareja. Se ve la pareja estable y monógama como la puerta de entrada a la vida adulta, mucho más que acabar los estudios o encontrar trabajo.
También en la pareja (estable) se encuentra una especie de confirmación de que sabes mantener relaciones estables. Si no tienes pareja o no las mantienes, o no estás interesado/a, se despierta una cierta sospecha sobre ti: ¿Miedo al compromiso? ¿Traumas con parejas anteriores? ¿Eres demasiado egoísta? En cambio, no existe la misma preocupación sobre si la misma persona puede mantener relaciones de amistad profunda y perdurable en el tiempo con varias personas, o sobre si mantiene relaciones sanas y nutritivas con la propia familia.
¿Por qué preguntamos a alguien si está en pareja o cuando la buscará (especialmente a las mujeres), pero nunca preguntamos sobre sus amistades? Tipo: “¿ya te has arreglado con fulanita, os volvéis a hablar?”, “¿Cuanto hace que te tomas un café con mengano?”. Creo que como mínimo, cambiarían algunas sobremesas de Navidades.
¿Por qué ocurre esto? Una pista la da la escritora Brigitte Vasallo en su libro “Pensamiento monógamo, terror poliamoroso” cuando habla de la jerarquía de les relaciones. Si dibujáramos una escala de les relaciones de más a menos importancia a nivel social, la pareja se pone en la cúspide de esa jerarquía. Muchísimas cosas se construyen alrededor de la pareja.
Por ejemplo ¿Te has preguntado por qué en tu coche hay 2 asientos delanteros, de piloto y copiloto? Es un ejemplo como otros tantos de que la estructura básica de nuestra sociedad es la pareja. La monógama. Y afortunadamente hemos abierto el abanico y están más normalizadas y visibilizadas las parejas que se salen del modelo cisheteronormativo. Pero difícilmente pensamos en estructuras diferentes a la pareja.
Pero cuando la pareja se rompe…
No es casual que la ruptura de la pareja y en especial un divorcio (hasta los más amistosos) sean tan estresantes: marcan un cambio vital a muchos niveles de la persona. Un cambio en la pareja suele ser un cambio radical en la vida. La paradoja es que cuando se rompe la pareja, quien sostiene a quien sufre la ruptura es precisamente toda la gente que no está en esa relación «cúspide». Vaya: Amistades, familia, gente perteneciente a diferentes redes son las que recogen, sostienen y ayudan a continuar.
No quisiera explicarme mal: una pareja sana es muy deseable, podemos obtener y dar lo mejor de nosotres estando en parella. Lo que desearía, pudiendo escoger, es que también estar en soltería fuera igual de bien visto, que no se relacionara con “la soledad” y que no genere sospechas ni hiciera cuestionarte ni cuestionar a nadie más.
Viva la soltería sana
El mejor estado afectivo (pareja, soltería) es aquel en el que se está a gusto y se está por decisión propia. Y chimpún. Es cierto que no se puede estar en pareja cuando se desea (porque tú solo tienes el 50% de esta decisión, el otro 50% corresponde a la otra persona). También es cierto que no es sano intentar retener la otra persona si no quiere continuar con la relación ni es sano retenerte en una relación donde no se está bien.
Así, para una soltería sana lo primero necesario es dejar de verla como el resultado de un fracaso y a ti misme como a una persona fracasada si no estás en pareja, especialmente si te gustaría estarlo.
En este sentido, por evitar el sentimiento de fracaso podemos meternos casi sin darnos cuenta en situaciones que a veces son peores que el mismo miedo a la soledad. Mucha gente, por ejemplo, considera que dentro de lo malo, prefiere sentirse sola de verdad, sin estar en la relación que por ejemplo, sintiéndose sola/o con la otra persona al lado.
Si estás en soltería o eres una persona soltera y estás bien contigo misme es más fácil que estés bien en pareja. La parella puede aportar mucha satisfacción a la vida pero también complejidad. La parte más complicada no la tenemos a menudo muy en cuenta y damos de bruces con ella cuando tenemos dificultades. Coordinarse con otra persona entera como tú es gratificante, pero también complejo y un reto. Encuentro necesario que pensemos que se puede, porqué no, estar perfectamente bien sin pareja. Es necesario saber estar bien sin pareja para que la pareja sea una elección y una decisión, no una necesidad.
Si existe un deber a cumplir, considero que es que cada persona pueda ser capaz de cuidarse y estar bien consigo misma en su red social. Que la pareja sea el único lugar para sentirte bien contigo misme es una trampa. Si tu pareja pretende que tú seas el único lugar de bienestar, la relación estará desequilibrada y acabaría no siendo sana para nadie. Que una relación sea sana viene del bienestar que hace sentir, que no sirve para evitar una angustia de soledad y que estar en la relación es el resultado de una decisión libre y reflexionada.
Un poco de reflexión
Lo apuntaba anteriormente: No estar en pareja no debería ser considerado soledad. Tener este concepto lleva al sentimiento de tener que estar obligatoriamente emparejade, y esta idea es una puerta de entrada descomunal hacia la dependencia afectiva.
El vínculo de pareja tampoco debe considerarse obligatorio, ya que el aso siguiente es verlo como una atadura. Si las relaciones son sanas, tampoco debemos considerar que estar sin pareja es “ser libre”. Alguna cosa falla si así lo vivimos.
Si llegaste hasta aquí y deseas vivir en relaciones sanes tanto contigo misme como en pareja, te propongo algunas reflexiones:
¿Soy una persona soltera o ahora estoy soltero/a? Estoy a gusto con esto?
¿Qué significa para mí estar sin pareja? ¿Y estar en pareja? ¿Cómo me veo en una situación y en la otra?
¿Cómo soy yo cuando estoy sin pareja y cómo me veo cuando estoy en pareja? ¿Cambio mucho? ¿Em veo mejor en una situación y peor en otra? ¿Afecta mi confianza?
¿Cómo quiero estar? ¿Cuáles son los límites que no quiero cruzar o actitudes que no quiero dejar pasar por parte de otra persona? ¿Cómo em cuido estando sin pareja? ¿Cómo me cuido cuando estoy en pareja? ¿Cambia mucho?
Y recuerda: la persona egoísta no es quien se cuida. Es quien para cuidarse no le importa perjudicar a otres. No olvidemos nunca la responsabilidad.