Sobre mujeres: lo también importante y no tan evidente.

Las reivindicaciones del feminismo son muchas. Tantas como frentes abiertos a solucionar con tal de conseguir la igualdad real para las mujeres, a la práctica, y no sólo sobre el papel de las leyes. Algunas son:

Dejar de ser víctimas de violencias que se dan por el simple hecho de ser mujeres,
Tener equidad salarial,
Hacer desaparecer los suelos pegajosos y los techos de cristal para la progresión profesional,
Crear programas de conciliación familiar real,
Tener pleno derecho sobre el propio cuerpo (derechos reproductivos) y tener una sexoafectividad libre y sana,
Repartir los cuidados
Disponer de información veraz sobre nuestra salud,
Que la justicia sea de verdad justa,
Tener educación no sesgada por género…

¿Es todo? En absoluto. Otro frente abierto es la visibilización y el dejar de dar como “normales” determinadas situaciones. Mientras algo es normal, no llama la atención. Y si no llama la atención, no es visible y por lo tanto no va a ser cambiado. En éste post me gustaría dar algunos ejemplos de hechos, o prácticas, que hasta ahora hemos considerado no destacables y que es necesario poner encima de la mesa. Que dejemos de pasar por delante pensando que “las cosas son así” y ya.

Sobre las tareas domésticas y la Carga mental.

Todos los manuales de terapia de pareja y casi todos los libros hablan de “las discusiones y conflictos que acarrean el reparto de las tareas domésticas”. Seguimos con un reparto (muy) desigual de las tareas en el hogar entre hombres y mujeres. Si ellas trabajan fuera de hogar, se encargan por lo general de una doble jornada. En algunos casos, cada vez más, las parejas ayudan. Pero no se trata de una corresponsabilidad. El peso no se lleva por igual. Ni por ejecución de tareas ni por niveles de preocupación por las mismas. Segun ésta campaña de Procter & Gamble , un 69% de mujeres reconoce que sus parejas colaboran, pero que hace falta pedírselo. De ése “estar pendiente” va la carga mental. Te recomiendo el cómicMe lo podrías haber pedidopara situarte de qué se trata.

Por lo general, asumimos que las mujeres llevamos la planificación del hogar: desde decidir qué se compra, qué se cocina, cuando se limpia, gestión de la colada. También en vacaciones: dónde vamos, qué nos llevamos, qué comeremos. Si hay criaturas, se multiplica la complejidad: médicos, cuidados, medicinas y tomas de medicinas, deberes, cuando vamos a ver a la tutora, ropa y calzado, fiestas y extraescolares, quién lleva a los críos y quién los va a buscar, quien tenemos de canguro… Un 87% de las madres se pintan como las principales responsables de que todo fluya adecuadamente en la casa. De ésta fatiga que estás sintiendo sólo leerlo va la carga mental: de todo lo que se tiene en cuenta y todo lo que es necesario recordar. Es trabajo mental que se hace incluso mientras se está quieta. Un 63% de las mujeres -madres- sienten que tienen una lista infinita e inabordable de tareas por hacer, frente al 25% de padres con la misma sensación. Y es agotador. No conozco mujer que no esté cansada mentalmente. Y además, el trabajo doméstico es, por lo general tan imprescindible como invisible.

Las cifras nos muestran que no somos conscientes ni de que existe: En España, 3 de cada 4 mujeres sufre carga mental, aunque un 40% de ellas desconoce el concepto y el 45% nunca ha hablado de con nadie de este asunto.

¿Cuáles son las consecuencias para la salud? Varias: El estrés y la fatiga, dolores musculares y de espalda. Sentimientos de frustración e incluso culpa. Y la toma de medicación psiquiátrica para sobrellevarlo. Según el portal psiquiatría.com, las mujeres duplican el consumo de ansiolíticos y depresivos en España respecto al consumo masculino.

¿Con qué medidas de referencia se diseñó tu puesto de trabajo?

Hace poco topé con éste articulo de The Guardian (en inglés). En él se explica, con varios ejemplos, cómo en el diseño de los puestos de trabajo se han tenido históricamente como referencia medidas y estándares ajustados a las características biológicas del cuerpo masculino. Cuerpo masculino, cuerpo universal, podríamos decir. El artículo es extenso, pongo 2 ejemplos que más me han llamado la atención:

En la oficina, ellos tienen calor y ellas tienen frío. Según The Guardian, la fórmula por la cual se calculó la temperatura estándard en la oficina fecha de los años 60 del siglo XX. De hecho, en España, el INSHT da éstas indicaciones en su nota técnica:

  • En verano (época de aire acondicionado): entre 23 ºC y 26 ºC.
  • En invierno(época de calefacción): entre 20 ºC y 24 ºC.

Pero en la misma nota técnica se especifica que los datos se obtuvieron sobre una muestra de 100 trabajadores, sin más detalle de la muestra.

Qué ocurre? Un estudio alemán reciente estima que se ha sobreestimado el funcionamiento metabólico de las mujeres en oficina. Es decir, que no funcionan igual y por lo tanto generan menos calor corporal que sus compañeros masculinos. Esto conlleva que en muchos centros de trabajo, las temperaturas estan 5 ºC por debajo de lo que ellas necesitarían para lo que se denomina un confort térmico adecuado. ¿A que si uno/a tiene frío rinde menos y su salud se resiente? Pues eso.

Siri no sabe lo que es la violación. Cuando Apple sacó la IA de Siri para sus smartphones, sus usuarias en USA se encontraban con que Siri sabía qué hacer perfectamente ante un ataque al corazón, pero si preguntabas qué hacer ante una violación, la pobre IA respondía “no sé qué quieres decir con “me han violado””.

Ser mujer es menos seguro al volante. Y no, no es un chiste machista. Aunque los hombres tienen más accidentes de tráfico que las mujeres, ellas tienen un 47% más de posibilidades de salir gravemente heridas que ellos. El diseño del coche y sus medidas de seguridad tienen que ver en ellos. Por ejemplo, nosotras tenemos en general una menor estatura y por eso, para llegar a los pedales debemos acercar más el asiento al volante. Esto provoca que ante una colisión frontal, las mujeres tienen más posibilidades de sufrir hemorragias internas. También, por el ángulo de caderas y piernas al conducir, nuestras piernas son más proclives a sufrir peores secuelas en un impacto.

Son sólo algunos ejemplos que quería poner sobre la mesa de necesidad de visibilización. Otra más. Pero éstas también son importantes, porque nos implican la salud, y con ello nos va la vida. Espero que te haya resultado interesante la lectura. No pretendo generar alarma pero sí conciencia sobre aquello que consideramos “normal”, sin más.

Puedes contactarme para cualquier duda que tengas sobre lo que has leído. Nos vemos en las calles.

(*) Datos extraídos del libro Invisible Women: Exposing Data Bias in a World Designed for Men, de Caroline Criado Pérez.
Foto de Chelsi Peter en www.pexels.com 

 

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