Escala en MARTE

El malestar psicológico-emocional-vital no sólo consiste en eventos graves que han ocurrido y que no se sabe muy bien cómo afrontar. Muchas veces me encuentro personas con fortalezas y capacidades de sobras (a veces ni lo sospechan, pero ésa es otra historia). El problema que se encuentran es estar perdidas y sin un rumbo claro de hacia dónde ir o cómo poner en marcha sus esfuerzos hacia algo provechoso para ellas. En muchas ocasiones, trabajan por cosas que no han decidido o que no les son propias.

«No hay viento favorable para el que no sabe a dónde va» -Séneca

No se trata de falta de inteligencia, o de madurez, o de gestión emocional. Se trata de desorientación. Cuando les pregunto: «¿Qué quieres conseguir para ti?», dan respuestas como «estar bien» o «ser feliz». Aunque tienen todo el sentido, son enormemente vagas. Y por ello, nos paralizan. ¿Por dónde empieza uno/a a «ser feliz»? Lo que ocurre es que son expresiones que quieren decir tantas cosas que al final a nivel más práctico, personal y pragmático no quiere decir nada. No es nada fácil concretar qué quiere decir «FELICIDAD». E insisto, no es una falta de capacidad. No estamos acostumbrados a decir cosas concretas sobre aquello que queremos. Pensamos, erróneamente, que eso es propio de gente enormemente asertiva o con las cosas hiper-super-claras.

Cuando conseguimos concretar, ponemos foco. Concentramos y vamos hacia una dirección, definimos actitudes, decidimos comportamientos. Tomamos decisiones. Ocurren cambios.

Y para poner foco, hemos de empezar por el principio, concretando propósitos. También se le llama «metas» u «objetivos».

Te propongo un método que aprendí hace tiempo para que una buena formulación de metas te permita centrarte, que tomes decisiones y te anime al movimiento. Y lo mejor: lo puedes hacer en cualquier momento del año. No es necesario que nos esclavicemos a «la lista de propósitos de año nuevo».

Tus propósitos deben cumplir unos requsitos, unas características que se resumen en una palabra: MARTE. Así que sí, vamos a darnos una vuelta por Marte. Agarra boli y papel, que empieza el viaje.

Vamos a MARTE

MARTE son, juntas, las iniciales de las palabras que describen Cómo debe ser cada unos de los própósitos que te fijes.

M: MEDIBLE.

Debes poder ponerle números para hacer un seguimiento. Si es ahorrar para tus gastos, debes fijar una cantidad al día/ mes. Si es algo más relativo a tus relaciones, puede ser un objetivo contar discusiones e intentar reducirlas. El ejemplo más claro es el de la pérdida de peso al mes. (por ejemplo; perder 1 kilo a la semana, o hacer ejercicio 3 veces por semana).

A: ALCANZABLE.

Se trata de preguntarte a ti mismo/a si lo que estás definiendo puede ser conseguido por ti. ¿Está a tu alcance? ¿Estás en un estrado emocional que te permita ponerte a ello y gestionar la frustración que te generen contratiempos o que no te esté saliendo como quisieras. Para mí, éste es el requisito más importante. 

R: REALISTA 

¿Crees que tienes lo que necesitas para ponerte a ello? Por ejemplo, si dispones del tiempo o el dinero para hacer ese curso que hace tiempo que te gustaría. En este punto, debes ser extremadamente honesto/a contigo.

T: PUESTO EN EL TIEMPO.

Con fechas límite: una semana, un mes, unos meses.  Cada fecha es un punto de revisión, paa ver cómo vas de tu objetivo y poner cambios para conseguirlo. 

En este punto, es importante subdividir cada propósito en pequeñas metas que una tras otra, te permitan completar una más grande. Por ejemplo, para prepararte una oposición, deberás:

  • Preparar la documentación personal.
  • Decidir si te apuntas a una academia.
  • Apuntarte y decidir qué horarios puedes asistir
  • Fijarte un horario de estudio y preparación.
  • Ver qué fecha o fechas tienes de examen y prepararte el temario para ello.

Cada una de estas fases tendrá un tiempo.

«Nada es especialmente difícil si lo dividimos en tareas pequeñas» -Henry Ford

E: ESPECÍFICO.

Concreta, lo más que puedas. Subdivide y ponlo de la manera más clara posible. Aunque te parezca una perogrullada. Porqueuanto más general sea, más te perderás.

Debe ser algo concreto para poder focalizarnos en él. En ese sentido, “ser feliz” no nos vale, porque no es un objetivo, sino un deseo. Y por otra parte, es demasiado grande, engloba demasiadas cosas. Es como si, sin haber ido de excursión en años, pensaras en abordar el everest. Enorme, ¿verdad? Pues eso es lo que nos hacemos muchas veces.

Algo específico puede ser: Comer 3 piezas de fruta cada día. Caminar 1 hora cada día. Quedar con un amigo o amiga una vez por semana. ¿A que es muy diferente a “comer más sano” o “ver más a mi gente”, que es lo que siempre decimos?.

Es decir, que un buen objetivo será medible, alcanzable, realista, fijado en el tiempo y específico.

Una cosa también importante: deberás pensar y escribir estas metas en positivo. Muchas veces empezamos algo diciéndonos algo como “quiero NO perder los nervios ante tal situación”. No estamos construyendo nada, nos estamos poniendo a la defensiva ante una situación sin generar alternativas de acción ni, por lo tanto, recursos. Formulamos mejor si decimos “mantener mejor la calma cuando mis 2 hijos se están discutiendo”.

Una manera de conseguirlo es poner los verbos en modo afirmativo y en primera persona: “pondré», «comeré», «iré», «hablaré», «practicaré», «ahorraré», «cocinaré», «me apuntaré”. El cómo nos decimos las cosas es muy importante para ponernos de cara a las metas. Esto es importante porque normalmente nos decimos los propósitos de esta manera:

He de…

Debería…

Tendría que…

Tengo que…

Lo que sólo nos crea culpabilidad y nos frustra, y no nos pone en movimiento hacia algo que nos haga ilusión. No te responsabiliza, te hace sentirte mal. Y muy probablemente eso marque que ese objetivo no es realmente tuyo, sino impuesto.

Espero que te haya sido útil este post. Y si tienes dudas, contacta conmigo para una consulta y definimos tu MARTE.

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