Cómo gestionar las secuelas psicológicas tras una amenaza terrorista

Escribo esta entrada a raíz de los atentados terroristas ocurridos hace unas horas en Barcelona, mi ciudad, y en Cambrils.

En primer lugar, quiero transmitir mi apoyo y solidaridad a las víctimas y sus familiares.

Pretendo dar información útil que te ayude a afrontar y superar colectivamente situaciones de terror. Es especialmente importante porque lo que se busca con estos actos es precisamente provocar sentimientos de profunda inseguridad, indefensión, miedo, impotencia, incertidumbre, parálisis y falta de fe en lo bueno (mucho) que tenemos como sociedad.

Para combatir la impotencia necesitamos actuar de manera constructiva, dirigida a mantenerse firme en defensa de aquello que el terrorismo ataca (la tranquilidad, los valores de tolerancia y solidaridad, un estilo de vida). Para este artículo me basaré en fuentes de la APA y las recomendaciones de las autoridades.

Un ataque terrorista es un acontecimiento súbito, que surge de manera inesperada y provoca una elevada angustia. Tras el mismo, las personas solemos experimentar reacciones emocionales muy intensas que pueden interferir en nuestra vida diaria, en nuestro trabajo y en nuestras relaciones sociales.

Algunas de las reacciones que las personas solemos experimentar tras un suceso así son las siguientes:

Sentimientos intensos e impredecibles: ansiedad, nervios, irritabilidad, cambios de humor constantes, etc.

Cambios en los patrones de pensamiento y de conducta: alteraciones del sueño (dificultad para dormir, pesadillas) y alimentación (exceso o falta de apetito), dificultad de concentración y en la toma de decisiones, etc. También puede ser que experimentes recuerdos vívidos; estos “flashbacks” pueden darse sin razón aparente y de forma repentina, y suelen acompañarse de reacciones físicas, como taquicardia o sudoración.

Sensibilidad a factores ambientales: Sirenas, ruidos fuertes, olores u otras sensaciones ambientales pueden actuar como estímulos evocadores de los recuerdos de lo ocurrido. Estos factores desencadenantes pueden venir acompañados de síntomas de ansiedad y miedo.

Problemas en las relaciones interpersonales: conflictos y discusiones más frecuentes con familiares o compañeros de trabajo. Dejar de participar en actividades sociales.

Síntomas físicos relacionados con el estrés: dolores de cabeza, náuseas, dolor en el pecho, etc.

¿Qué recomendaciones podemos seguir para manejar el miedo y el estrés?

Según la Asociación Americana de Psicología, éstas son estrategias orientadas a conseguir una resiliencia de lo ocurrido, restablecer el bienestar emocional y recuperar el sentido del control:

Concédete un tiempo: ten en cuenta que estás pasando por un momento difícil, permítete llorar si te surge la necesidad e intenta ser paciente con los cambios en tu estado emocional o en el de otras personas.

Pide apoyo a las personas que se preocupan por ti, que comprenden tu situación y te escucharán: el apoyo social -familia, amigos-, es un recurso importante y constituye un factor clave en el proceso de recuperación. Esto durante los primeros días. Posteriormente procura volver a tu vida normal, donde no pidas este apoyo. Que una muleta temporal se convierta en un recurso permanente te perjudica. Si ves que no puedes, pide ayuda profesional.

Expresa tus sentimientos de la manera en la que te sientas más cómodo/a: hablando con familiares o amigos cercanos, escribiendo un diario personal o a través de una actividad creativa (por ejemplo, dibujo, pintura, escultura, etc.).

Procura mantener una perspectiva más amplia: Durante los primeros días, las emociones están a flor de piel. Recuerda que hay muchos y excelentes profesionales sanitarios y de seguridad que se dedican a atender y proteger. Que la sociedad se vuelca de manera espontánea y masiva para ayudar. Que no todo es malo, que hay mucha bondad también en la sociedad y entorno en el que vives.

Intenta seguir un estilo de vida (más) saludable para mejorar tu capacidad de hacer frente al estrés: sigue una alimentación equilibrada y procura descansar las horas suficientes. Si tienes problemas relacionados con el sueño, utiliza técnicas de relajación o busca ayuda profesional. Evita tomar bebidas alcohólicas y drogas, pues su consumo puede mermar la capacidad de afrontamiento e influir de forma negativa en el proceso de afrontamiento de lo ocurrido.

Establece o reestablece rutinas: mantener un horario regular de comidas y de sueño, seguir una tabla de ejercicios o actividades (como buscar un pasatiempo, salir a caminar o leer un buen libro) que te sirvan de distracción en los momentos de ansiedad.

Procura no controlarlo todo: No te sientas mal por notar síntomas ni intentes pararlos a cualquier precio. Reconocer estas reacciones y pemitirselas, aunque resultará desagradable, da salida a nuestros miedos para poder afrontarlos. Intentar controlar en exceso te puede descontrolar.

No tomes decisiones importantes si estás alterado/a: cambiar de carrera o de trabajo, por ejemplo, son decisiones que tienden a ser altamente estresantes, y es difícil que las tomes de manera adecuada en un momento de elevada agitación emocional.

Y algunos últimos consejos que he ido compartiendo en redes sociales: 

  • Informate de lo ocurrido. No lo evites, pero filtra: Da veracidad sólo a lo que confirmen fuentes oficiales. Protégete de bulos y mensajes de odio.
  • Protégete de mensajes en redes sociales con imágenes de víctimas o de acciones policiales que hieran tu sensibilidad. Di a quien te las comparta que no lo haga.

Y si estas recomendaciones no son suficientes, recuerda que en tienes a tu disposición excelentes profesionales de la psicología y de la salud que pueden echarte una mano y acompañarte en el proceso. Cuídate por favor. Cuidémonos entre todos.

Concentración y minuto de silencio 18-8-2017 Imagen: La Vanguardia
Concentración y minuto de silencio 18-8-2017
Imagen: La Vanguardia

 

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